viernes, 12 de abril de 2013

Camila...una hermosa y trágica historia de amor

Camila O´Gorman
Corría el año 1825 cuando nació la protagonista de esta historia. Precisamente nace un 9 de julio, el día de la Independencia.
De familia de clase alta. Entre sus amigas se contaba, nada más ni nada menos que, la hija del Gobernador de Buenos Aires, Manuelita, hija de Juan Manuel de Rosas.
Esta agraciada jovencita, llamada Camila, tuvo oportunidad de conocer al joven presbítero jesuita Uladislao Gutiérrez
Gutiérrez, tucumano él, había sido compañero de seminario de Eduardo O ´Gorman, hermano de Camila.
El amor tejió sus redes y en ella quedaron enredados los dos jóvenes de esta historia.
A estos jóvenes, todo les jugó en contra.
Les jugó en contra que Camila fuera la nieta de Madame Perichon, la célebre “Perichona”, amante del Virrey Liniers. El padre de Camila nunca pudo aceptar esta historia, al punto que no permitía que ninguno de sus hijos se acercara a su abuela.
Que Rosas ya no contara con tantos aliados, que cualquier situación fuera aprovechada por sus enemigos para atacarlo.
Que consultados por Rosas prestigiosos juristas, se expidieran en cuanto a que el castigo al amor de los jóvenes debía ser “la pena de muerte ”.
Justamente, quién se refirió tan crudamente fue el Dr. Dalmacio Vélez Sarsfield, cuya hija, Aurelia, protagonizara una de las historias de amores prohibidas, que duró alrededor de treinta años, con Domingo Faustino Sarmiento.

martes, 9 de abril de 2013

Sarmiento y "su bella" Aurelia

Dice el escritor y periodista Juan Sasturain en su artículo Sarmiento & Aurelia Vélez: contra viento y marea, publicado en el diario La Nación: “Venían de tiempos, lugares y mundos diferentes. Domingo Faustino Sarmiento había nacido en San Juan en 1811, apenas un año después de la Revolución. Aurelia Vélez, en el corazón de Buenos Aires, en 1836.”

 En 1845, Sarmiento venía de Chile y, camino de Europa, se reunió con políticos en la sitiada Montevideo: ellos eran Esteban Echeverría, Bartolomé Mitre y Dalmacio Vélez Sarsfield. Allí fue cuando se cruzaron por primera vez: él tenía 34 años, pelo, barba y un libro reciente que lo haría famoso, Facundo, Civilización y Barbarie, y  Aurelia tenía sólo nueve años y asistía a las reuniones de la mano de su padre. Ella siempre recordaría a ese hombre algo tosco y menos elegante que los otros, pero enfático y persuasivo.
 En el invierno de 1855, Domingo Faustino Sarmiento arribó a Buenos Aires para quedarse y trabajar haciendo política en El Nacional, el diario que dirigía el Dr. Vélez Sarsfield. Fue un día de ese mismo año, en que visitando la casa del director del periódico donde trabajaba y allí la vio, y quedó deslumbrado por esa mujer que ya no tenía nada de niña. Él tenía cuarenta y cuatro años; ella, diecinueve. Allí comienza la historia de amor, que se extenderá por más de 30 años.
 Él estaba casado con Benita Martínez Pastoriza y tenía un hijo, aquel famoso Dominguito, adoptado por él al casarse con su madre Benita, pero que muchos suponen, era su hijo carnal, concebido cuando Benita aún estaba casada con el comerciante Domingo Castro y Calvo, y que moriría joven, a los 21 años, en la Guerra contra el Paraguay.
 Ella era hija del legislador Dalmacio Vélez Sarsfield y de Manuela Velázquez Piñero. Era la segunda hija del legislador. Desde sus primeros años recibió una excelente educación, que, junto con las enseñanzas de su padre, servirían para que éste decidiese asociarla a sus trabajos en calidad de secretaria y que, posteriormente, serviría para la redacción del Código Civil de Argentina de 1869. A los diecisiete se casó con su primo hermano, el Dr. Pedro Ortiz Vélez estando embarazada; pero abortó, no se saben las causas. Poco después, su esposo la sorprendió con su secretario, Cayetano Echenique y, pese a que el joven se escondió dentro de un ropero, lo mató de un pistoletazo.